Libérate de tus inseguridades y aprende a dominar tus celos

Los celos se manifiestan con tal variedad y de forma tan distinta en las personas que no podemos hablar de ellos como algo único. Hay tantos casos como personas en este mundo. Lo que sí podemos decir es que hay factores clave que hacen que los celos aparezcan y se desarrollen. Y de eso vamos a hablar en este artículo, de aquellos rasgos de la personalidad que favorecen los celos. De como puedes liberarte de tus inseguridades y dominar tus celos. Rasgos que, en su mayoría, tienen que ver con la infancia y la niñez, con la historia de vida de cada uno de nosotros. Y esta es la buena noticia, pues está en nuestra mano conocernos y moldear o cambiar aquellas partes que nos están haciendo sufrir.

Cuando vienes al mundo lo haces a través del vientre de tu madre. En ese momento te conviertes en un ser totalmente dependiente. Necesitas alimento tanto físico como emocional. Con el paso del tiempo te conviertes en un niño y empiezas a comer, realizando varias necesidades por ti mismo. De niño vives en el instante presente, disfrutas y gozas la vida. No tienes tiempo para preocuparte, lamentarte o juzgarte. En resumen, no tienes tiempo para pensarte. De niño no piensas la vida. Vives la vida.

Alrededor de los seis años de edad, comienzas a pensar y a tener ideas sobre el mundo, sobre las personas, y sobre ti mismo. Dependiendo de las experiencias y circunstancias que vivas, crearás un determinado autoconcepto (lo que piensas acerca de ti mismo), el cuál marcará durante el resto de años tu personalidad. A continuación, pongo un mero ejemplo para comprender de qué estoy hablando cuando digo autoconcepto. Imagina que estás en el colegio con tus compañeros de clase y varios de ellos proponen saltar una valla. Todos la saltan y, cuando llega tu turno, a ti te da miedo y eliges no hacerlo.

En ese momento, el resto de compañeros te llaman cobarde. Realmente tú no eres cobarde. Simplemente en esta ocasión has decidido no saltar esa valla. Pero al llamarte ellos cobarde, tu empiezas a creer que eres una persona miedosa. ¡Stop! Claro que eres un niño que siente miedo, como el resto. Y claro que también eres un niño valiente, como el resto. Eres ambas cosas. El error surge cuando empiezas a creer que eres una idea “soy un niño miedoso y cobarde”, y como eso no está bien visto socialmente tengo que dejar de serlo. Desde ese momento el niño tratará de mostrarse valiente y fuerte y luchará por no sentir miedo, cosa que se convierte en un problema de adulto.

¿Por qué te cuento todo esto? Pues bien, mi interés es que puedas realizar un breve ejercicio conmigo ahora. Te invito a que vayas a tu infancia por un momento y trates de responderte la siguiente pregunta: ¿qué creí yo acerca de mí mismo cuando era un niño? ¿qué idea tenía de mí? Simplemente una breve pausa y reflexión. Obviamente, esto es un trabajo profundo que necesita tiempo. Pero considero que para que puedas tener una idea de lo que estamos hablando, es importante que reflexiones sobre ello unos minutos antes de seguir. Haz una pequeña parada y responda a la pregunta ahora.

Los rasgos de tu personalidad como adulto tienen total y absolutamente que ver con el niño que fuiste. Por tanto, los celos están relacionados con tus creencias, tu manera de ver el mundo, tus vínculos y relaciones familiares…etc. Una de las emociones principales y de mayor protagonismo en los celos es el miedo y la inseguridad. Una persona celosa siente miedo e inseguridad en su interior. Miedo a perder a la pareja, miedo al abandono, miedo a que se vaya con otra persona “mejor que yo”, y a esto se le puede añadir la vergüenza de que los demás lo sepan o ser considerado como alguien inferior. Podemos hablar de distintos tipos de miedo pero al fin al cabo es miedo. Lo que sientes es inseguridad. Es una emoción que hay dentro de ti y que necesita ser atendida cuanto antes.

Y… ¿cuál es la estrecha relación del miedo y la inseguridad con los celos?

Detrás de tus celos lo que sientes es miedo e inseguridad. Lo importante es que hagas consciente esa inseguridad propia. Por lo general, no te das cuenta de que estás sintiendo miedo y crees que el único responsable de que sientas celos es tu pareja. Desde ahí, nace la culpa, la rabia y el reproche hacia tu cónyuge. Pero la realidad es muy distinta. No es el otro, eres tú. Lo que sientes no tiene tanto que ver con la otra persona como contigo. Cada vez que crees que tus celos tienen que ver solamente con el otro le estás cediendo tu poder. El resultado es que cada vez sientes mayor sufrimiento y malestar.

La clave para deshacerte del miedo que hay en tu interior es hacerte totalmente responsable de tus celos. No estoy hablando de culparte, de juzgarte y de tener que cambiar de la noche a la mañana todo lo que sientes. Precisamente hablo de todo lo contrario. Me refiero a ser responsable de tus emociones, pensamientos y acciones para liberarte de los celos. Esto quiere decir empezar a cuidarte de una vez por todas. Dedicarte el tiempo que realmente necesitas. Indagar dentro de ti, conocerte, desaprender todo lo que ya no te sirve y te está haciendo sufrir…etc. Esto sí que depende de ti mismo. Esta es la única cosa que está a tu alcance y sobre la que puedes ejercer tu poder y voluntad. Aquí es donde está la magia y el tesoro. Y como todo tesoro requiere compromiso, constancia y voluntad.

Es muy probable que estés pensando… “pero mi pareja también tiene que ver con que yo sienta celos. Él o ella hacen una serie de acciones que a mí me disgustan mucho”. Como decía al principio, cada pareja es distinta y por ello conviene trabajar cada caso de manera totalmente personalizada. Lo que sí que añado desde ya, es que a la otra persona no vas a poder cambiarla. Todo el esfuerzo que hagas en cambiar al otro será energía desaprovechada para empoderarte tú mismo. Tú estás eligiendo y decidiendo estar con esa persona cada día. Es tu responsabilidad. Es hora de responsabilizarte de tu vida. Sin responsabilidad no hay independencia emocional.

Otro aspecto a tener muy en cuenta es el control. Cuando sientes celos aparece una conducta controladora. Es probable que quieras controlar lo que hace tu pareja, donde está, con quién está, qué está haciendo en línea en whatsapp sin contestarme…etc. También puedes querer evitar ciertas situaciones o personas, algunas circunstancias sociales… etc. Y, créeme, lo entiendo perfectamente. Quieres evitar y controlar porque sientes una inseguridad terrible. La incapacidad de sostener esa sensación tan dolorosa genera que quieras evitarla a toda costa, llegando a tomar decisiones totalmente irracionales. Todo esto queda camuflado y escondido en tu interior, pues no es fácil indagar en uno mismo y comprender qué te está sucediendo realmente. Sé que es mucho más fácil culpar, controlar, evitar, evadir…etc que hacerse cargo de uno mismo.

Si necesitas controlar es porque sientes miedo. Si no tienes miedo no necesitas controlar nada. ¿Por qué? Porque confías. Sencillamente confías en ti mismo, en los demás y en la vida. La confianza es un pilar fundamental que te sostiene pleno y auténtico. Es lo contrario del miedo y la inseguridad. La confianza es un músculo a ejercitar. No a todo el mundo le viene dado. Muchos, necesitamos trabajar la confianza en nosotros mismos para después poder confiar en los demás. Es difícil que confíes en tu pareja si antes no confías en ti mismo. Cuando trabajas la confianza en ti, después puedes volcar todo ese trabajo confiando en tu pareja y, no sólo eso, sino también confiando en la propia vida, sintiendo que está ahí para cuidarte y, que el camino que te toca recorrer, es el indicado para tu propio desarrollo y crecimiento.

Comparto este artículo desde mi experiencia personal y profesional. Comprendo profundamente la dificultad para responsabilizarnos de nuestros pensamientos, emociones y comportamientos, así como de nuestra forma de ver el mundo, la cual nos hace sufrir y ha quedado totalmente obsoleta. Al mismo tiempo, siento absolutamente necesario estar a favor del cambio y ponernos manos a la obra. Y para mí, el cambio personal tiene que ver con dejar de mirar a los demás y empezar a mirarme a mí mismo, haciéndome preguntas como:

¿Qué me pasa? ¿Qué estoy sintiendo o pensando? ¿Cuál es mi parte de responsabilidad en todo esto? ¿Cuál es mi asunto?

Deja de mirar hacia afuera y empieza a mirar hacia adentro. Es el único modo de dejar de sufrir.

Es el único modo de transformar tus celos en confianza.

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