¿Seguirías sintiendo celos sin la película mental que te cuentas?

Los celos son emociones que surgen en las relaciones interpersonales. Van asociados a cierta necesidad de recibir atención exclusiva y sentirte valorado, apreciado y querido. Necesidades estas últimas propias de todas las personas, pero que en quien siente celos son exageradas.

Estoy seguro de que has experimentado celos en alguna ocasión de tu vida. Quizás haya sido algo momentáneo. O quizás te vengan a visitar más de lo que tú quisieras, limitando la relación contigo mismo y con tu pareja. Lo cierto es que es una emoción con mucha fuerza y potencia, capaz de arrastrarte y llevarte a su terreno, siempre y cuando tú se lo permitas. Si, has leído bien: siempre y cuando tú se lo permitas.

Nadie te ha dicho que eres dueño y responsable de tus emociones, de la misma manera que nadie te ha dado herramientas y recursos prácticos y concretos para saber cómo lidiar con tus propias emociones.

Por lo general, eres víctima de lo que sientes. O sea, eres víctima de tus celos, y ellos hacen contigo lo que quieren. Te llevan de un lugar a otro. Por eso sufres.  Y también por eso deseas dejar de sentir esa sensación, pero suelen seguir ahí, y en cuanto te despistas, vuelven a aparecer en el momento menos oportuno. Esto indica que todavía no te has dado cuenta del poder que hay dentro de ti. Si, he dicho el poder. Y no es un poder fantasioso, imaginario o de ciencia ficción. Ni mucho menos. Es el poder más real que existe. Es el potencial inmenso que habita dentro de ti, solo que aún no has expandido tu consciencia.

Pero para ser víctima de lo que sientes, primero has de ser víctima de lo que piensas. ¿Sabías que tus celos comienzan con un pensamiento? ¿Sabías que, si tienes el poder de creerte o no un pensamiento también tienes el poder de sentir o no sentir celos?Si lo que quieres es aprender a gestionar tus celos, primero has de aprender a gestionar tu propia mente. De ella nacen todos tus pensamientos. Según estudios científicos tenemos 60.000 pensamientos al día y la mayoría son negativos, distorsionados, intrusivos, repetitivos… etc. Estos pensamientos son los que te generan las emociones que sientes y la emoción es la que genera tu actitud y comportamiento sucesivo. Es decir, tu pensamiento crea tu emoción, y tu emoción genera la acción que llevas a cabo. Es así de sencillo y complejo. Ciertamente, no has sido educado para saber esta información, más bien para que no te des cuenta. Por ello, se necesita un entrenamiento mental y emocional para saber cómo gestionar y manejar la emoción de los celos… Sintiéndolo mucho te adelanto desde ya que…

¡No hay pastillas mágicas, y si hay un buen trabajo personal con compromiso y constancia!

Pongamos por ejemplo que estás en tu casa viendo la televisión. Tu pareja acaba de salir con unos amigos a cenar y tomar algo. Estás sentado en el sofá y de repente, viene un pensamiento a tu mente: “¿con quién estará ahora mi pareja? ¿habrán ido chicas y chicos? ¿beberá mucho? a ver si se pone a tontear con otras personas y ve a este chico/a…

Dejémoslo aquí, aunque la mente podría llevarte muchísimo más lejos del ejemplo anterior. Con un pensamiento encadenas otro y con ese otro. Puede ser el cuento de nunca acabar. Lo cierto es que, cuando empiezas a creerte todos esos pensamientos, es muy probable que empieces a sentir miedo, inseguridad, desconfianza, rabia…y el cóctel final: celos.

¡Guau, qué fuerte! Estás sintiendo celos estando solo en tu casa debido a creerte todos los pensamientos que hay en tu cabeza. Quizás ninguno de ellos sea real. Aun así, ya te los has creído y has generado la emoción correspondiente. Ahora viene la acción. Siguiendo con el ejemplo anterior, imagina que estás en tu casa sintiendo celos y te da por coger el móvil para preguntarle a tu pareja: ¿“dónde estás, qué haces”? Basta que te diga la pura verdad para que no le creas. En ese momento estás viviendo una película totalmente distinta a la realidad. Es una realidad distorsionada, estás viviendo tu propia historia y no puedes salir de ahí. Consideras que lo que crees es lo verdadero. Estás totalmente identificado con el pensamiento. El pensamiento ha cautivado tu atención y te lo has creído. No lo has cuestionado. No estabas atento. La mente te domina y juega contigo.

Buda decía “no hay peor enemigo que tus propios pensamientos”. Y la verdad, es que a veces crees equivocadamente que los enemigos están en el exterior, que son algunas personas de tu alrededor a los que consideras competencia y con los que te comparas. Lo cierto, es que tú eres tú mayor enemigo o tu mayor amigo. Depende de ti. Depende de cuanto te conozcas y aprendas a dominar tu mente.

Si recuerdas, el hombre del ejemplo anterior mantenía una conversación consigo mismo. Mentalmente estaba creyéndose sus pensamientos. ¿Te pasa a ti también que hablas contigo mismo? Hace varios años iba andando por la calle y vi a una persona que iba hablando sola. Cuando presencié esta situación pensé “esta persona está completamente loca”. Ese mismo día me di cuenta de que yo también hablaba conmigo mismo. A partir de ahí empecé a alucinar con la cantidad de veces que hablaba solo.

El kit de la cuestión es… ¿cómo te hablas a ti mismo? ¿qué tipo de relato te cuentas? ¿es un discurso amable y cálido? ¿o más bien es un diálogo negativo y preocupante? A este relato o discurso le llamo diálogo interno. El diálogo interno puede manejar tu vida si no aprendes a moldearlo. Puedes tener un diálogo tóxico y negativo durante toda tu vida y no darte ni cuenta. De hecho, la tendencia natural de tu mente va a llevarte a diálogos preocupantes, alarmantes y negativos. Por ello, es tan importante trabajar y cultivar un diálogo amable, cálido y positivo, de manera que facilite y armonice tu vida. La pregunta es ¿es posible cambiar el diálogo interno? Y mi respuesta es: además de posible, es necesario para vivir una vida plena y con confianza.

Un ejemplo de un diálogo interior de una persona celosa podría ser representarse mentalmente una escena (el otro miembro de la pareja besándose o haciendo el amor con otra persona), hasta idear una cadena de sucesos (la pareja le abandona a uno), o ideas recurrentes que no se pueden controlar, como pensar todo el tiempo que “mi marido se fija en otra”, “me la va a pegar con el primero que conozca”, o “es muy inocente y cualquiera se la camela”. Aquí están también los pensamientos irracionales típicos de los celosos: “si me deja no valgo nada”, “Sería horrible y humillante que me abandonara”. Estos pensamientos, junto con los recuerdos provocan un sinfín de emociones, entre ellas: los celos.

Aprender a observar tu mente y cultivar una atención plena se convierte entonces en la llave de tu salvación. Todo ello, acompañado de un trabajo donde instaures el hábito de cuestionar tus pensamientos y trabajar tus creencias limitantes, pues son las que te conducen al sufrimiento y al malestar que sientes. Entonces es cuando un buen trabajo personal te lleva a ampliar tu consciencia acerca de lo que piensas, sientes y haces.

La verdad es que no necesitas más libros que leer ni más teorías que analizar. Necesitas ponerte manos a la obra. Practicar y practicar. Y si te queda algo de tiempo, practicar. Ir a lo profundo, a la raíz del problema y no quedarte en la superficie.

Sólo así, podrás transformar tus celos en confianza para vivir una vida plena. Ya sea en pareja o contigo mismo.

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